viernes, 27 de junio de 2008

Susanita

Tenía cita con ella en su oficina.
De nuevo.
Hacía un calor insoportable, lo que le permitía estar en faldita. Siempre tan coqueta. Tan estilosa, con sus chalecos que imagino que compró a un precio indecible. Tan rubia-ceniza, como todas.
Igual me gusta, es ocurrente, es inspirada, es pensadora al hablar. Me gusta ver sus películas.
Me acuerdo de que Mafalda tiene una amiga que se llama igual, aunque no tienen ningún parecido.
Tan linda ella, tan rubia-ceniza.
Me siento a montañas de distancia. Tan rubia-ceniza ella y yo tan proletaria.
Igual me invita maní confitado, que le trajo su (quizás) novio como de película.
Y me siento menos en el Olimpo cuando lo hace sonar mucho mientras mastica. Creo que come como los gringos de las películas, desenfadada, despreocupada.
Parece que me hace sentir menos chica, como que triturar el maní con la boca abierta nos deja a las dos al mismo nivel de glamour.

miércoles, 4 de junio de 2008

Non stop



¿Qué parte de 'yo no paro' no se entiende?
No es que sea facha, no es que tenga plata de sobra y no me importa el arancel, no es que tenga flojera de marchar, no es que no me preocupe que las condiciones de estudio universitario se estén encareciendo. Tengo hermanos, y quiero que estudien, o que hagan lo que ellos quieran, pero si estudian en la universidad quisiera que fuera el mejor mundo posible para ellos. Ayudarlos en lo que pueda.
Pero es que simplemente no puedo parar. No se puede parar. Quedan 3 semanas de clases...lo más pesado y también lo último.
Es que no puedo parar de ir de allá a acá. Tengo cosas, tengo tareas, tengo trabajo. Simplemente no puedo dejar de trabajar...Y sé que parar no es dejar de trabajar, pero yo no puedo parar de producir. Yo estudio no porque tenga plata, sino porque tengo becas hasta por debajo de los dientes, y esa no me la puedo farrear.
Las reuniones son siempre cuando estoy en clase, o en trayecto a, o simplemente demasiado cansada como para levantar un dedo. Y todos los días hacen lo mismo: a todos les gusta hablar en la ronda del patio, y que los aplaudan, y que se levanten gritos, y pintar la pancarta.
Y el discurso es tan parecido, tan anti-todo, tan anti-dinero, y no se dan cuenta que hasta la ropa que traen puesta encima significa dinero.

No sé.
Me declaro disidente.
No paro y punto.

(la foto de Margarita Ortiz)